domingo, 5 de octubre de 2014

Cambios.

Esto es algo que me anda rondando en la cabeza hace ya algún tiempo (Hola! si? soy yo escribiendo algo), pero como siempre, en todo, se pospone o le quitamos importancia. Bah! importancia no tiene en si. Pero hace un tiempo estuve pensando en mamá.

La cosa es que pensaba en cambiarle en nombre al blog. El nombre completo no, solo el "Juana". Poner algo delante del Elizabeth que no sea eso. ¿Por que? simple, no me llamo Juana, pero si Elizabeth.

Para mayor información (aunque nadie la quiera) tengo ascendencia alemana por parte de padre e italiana por parte madre. Como era "costumbre" en la familia de papá, siempre algún hijo se debía llamar "Hans". Mi padre si lo tiene en español, pero a mi madre no le gustaba "Juana" así que buscaron una variante (Sip, me lo pusieron en otro idioma, para que quede mas "chulo").

Así, pensando en esto, es que deseo cambiarle en nombre al blog. Pensando en lo mucho que se exprimió los sesos mi vieja para buscarme un bonito nombre. Poner el original no da, ya que es muy
largo (no tanto, pero si comparado con Juana).
En mi cuenta de FP tengo el ninckname Fräulein Elizabeth, pero no me quiero dar de alemana y de seguro habrá alguien que se queje si lo hago.

Como no sé que poner, acepto sugerencias....


Oh si, la imagen no tiene nada que ver ~

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Un año mas...

Hoy no fue el mejor cumpleaños de mi vida. Quizás por el día (un martes vengo a cumplir) o quizás por que falta algo...

Y todos lo años, cerca de esta fecha, resurge las ganas de hacer de este día algo especial. Y como casi todo en esta vida, nada sale como lo deseamos... Hoy no hubo torta. Hoy no hubo momento en el que no quisiera llorar. Hoy no lo sentí "especial".

Y se agradece, claro que se agradece, todos eso mensajitos que me enviaron. Por recordatorio de Facebook o por que se acordaron ellos de mi, no me importa, se agradecen. Porque son mimos. Porque te hacen sentir "importante". Aunque sean unos segundos, se tomaron el tiempo para mi y se agradece. Así como los regalos virtuales, y el tiempo empleado en su edición como fue en algunos casos.

 Por eso...

Gute Nacht

Danke schön!

lunes, 11 de agosto de 2014

Fragile comme l'amour

(Esto vendría a ser una segunda parte de «Efigie lóbrega.».)

Después de aquel incidente, desperté acostada en mi cama con la sensación de que todo ello había sido tan solo una pesadilla. Pero no era así, un sabor metálico en la boca me lo afirmaba. Más tarde noté una pequeña herida parecida a dos punzadas en mi cuello que hicieron recorrer un escalofrío por mi espalda.

Luego de vestirme tuve un ligero mareo que me obligó a sentarme al borde de la cama, una punzada en el cuello me recordó los dos pequeños pinchazos que tenía. Presioné mis dedos contra ellos en un intento de aliviar el dolor.

« ¿Cuál era el significado de esto?»

Me dejé caer sobre el colchón y mirando el techo intenté encontrar alguna respuesta. Lo sucedido pasaba por mi mente como si fuera un sueño.

Durante el resto del día no pude hacer demasiado ya que el cansancio que sentía impedía cualquier acción. Por la noche, si bien había mejorado mi estado, mi apetito era tan escaso que apenas pude probar bocado alguno. Por lo tanto resolví el irme a dormir temprano.

Como si fuera la continuación de una pesadilla ya soñada. Mi cuerpo se congelo y me invadió un inexplicable miedo, un miedo a nada en específico. Salté de la cama en medio de la noche, necesitaba ir a un lugar, no sabía a cuál, pero mi cuerpo se dirigía hacia algún sitio que solo él sabía.

Sin sentir el suelo bajo mis pies, caminé hacia ese paraje. Caminaba con la liviandad de cual objeto que flota. Pronto me encontré en un camino abundante en maleza decorado a los costados por numerosos mausoleos y tumbas cubiertas por la fauna salvaje allí presente que seguían con sosegada esplendidez la senda.

Aquel boscoso paisaje no me era del todo desconocido. En breve me vi frente al Portal de la Av. Egipcia. Highgate era unos de los lugares en donde menos quería estar. Como alma que vuelve al cuerpo, mi fisonomía tembló e intenté volver pero allí estaba él.
Pude ver su pelo rojizo en la oscuridad

—Querida Anita… —Sonrió y caminó pausadamente hacia mí.

Bajo la luz de la luna pude ver su pelo largo prolijamente atado como solía tenerlo durante el velorio, solo que cayendo hacia adelante por uno de sus hombros. Esta vez llevaba una gabardina negra que no recordaba que tuviese aquella vez.

—No entiendo… — Me apresuré a contestar.

—Veras, es bastante sencillo —alegó él colocando sus manos en los bolsillos—: Mantengo mi palabra. Serás mi compañera, sin miedo de que algún error nos separe otra vez.

Avanzó raudamente en mi dirección. Ansié huir pero una fuerza extraña me lo impidió. Volví a notar ese aspecto de porcelana y mármol en su semblante. Pronto sus manos me alcanzaron y tomándome del rostro depositó un beso en mi mejilla. Y como queriendo abrir la herida hundió sus colmillos en mi piel. El dolor y una especie de sensación agónica invadieron mi ser, tuve la impresión de que la sangre se me helaba en las venas. Me mareé y el resto fue oscuridad.


lunes, 14 de julio de 2014

Demonios en mi interior


Tengo mis miedos,
tengo terror.
Tengo una garganta que se cierra,
tengo una voz que se apaga.

Son muchas voces,
son muchas las que quiero callar.
Tengo silencios
que no me dejan pensar.

Noches enteras sin soñar.
Intentado calmar,
demonios en mi interior,
el infierno en conflicto.

Una guerra intima,
entre mis sueños y mis miedos,
una disputa sórdida,
con certezas rotas.


miércoles, 28 de mayo de 2014

Manos frías.

—¿Por qué lo hago si luego voy a arrepentirme?

Era lo que se preguntaba nuestro contradictorio personaje.

—¿Por qué lo deseo tanto si me voy a arrepentir?¿Por qué quiero tanto caer en esa tentación si sé que al final me voy a sentir tan culpable que desearé nunca haberlo hecho?¿Por qué volveré hacerlo una y otra vez después de esto?¿Por qué volveré a arrepentirme una y otra vez después de eso? Es todo un maldito circulo vicioso.

En su mente sabia muy bien que en ello descansaba su necesidad de sentirse amado. Ya había perdido la cuanta de cuantos habían sido sus compañeros de insomnio. E intentaba, al menos, recordar el nombre de alguno de ellos. Para él tan solo eran rostros bellos con manos frías. Y que en aquel momentos era solo que requería.

—¿Es qué puedo seguir así?

Sus ojos verdes se ocultaban detrás de unas largas pestañas de un castaño claro y que, al presionarlas con fuerza, intentaban impedir que algunas gotitas saladas cayeran de ellos. Los abrió solo para contemplar un segundo a ese extraño muchacho que se reflejaba delante de él, «Por suerte los espejos no reflejan el alma» pensó quitando la vista de aquel hermoso ser con apariencia amigable.

Sabia también que algo en él debía cambiar, pero solo no lo lograría. Así, como estaba, no lo lograría jamas.Y con eso en mente abandonó la habitación. Esa noche, nuevamente, no quería estar solo.



jueves, 10 de abril de 2014

Efigie lóbrega



— No esta muerto. — Oí que una voz susurraba detrás mio.

Recordaba que su tono de piel era levemente más oscura que la que presentaba ahora. Su figura de pies a cabeza parecía de porcelana aunque no se veía tan frágil como esta. Su camisa holgada y abierta hasta el torso dejaba ver una complexión semejante a una efigie de mármol.

Aun viéndolo no podía entender como algo así podía suceder de verdad. Inmóvil frente a mí estaba la persona que yo hace cinco días había llorado. Su fallecimiento había sido un golpe muy duro para mí, pensé que todo esto podía ser producto de mi desesperación pero sus ojos verdes me impedían creer que no fuese cierto.

Mi amiga de la infancia estaba conmigo ese día. Hablamos hasta muy entrada la noche, en mi habitación, cuando nos percatamos que una silueta se alzaba entre las sombras del balcón. Por instinto retrocedimos al ver de quien se trataba y aún permanecíamos en esa posición.

—En tierras lejanas se sabe que hay seres que no mueren aunque estén muertos —dijo Anne con los ojos fijos en él.

—Eso son solo leyendas —respondí sin quitar los ojos del que alguna vez fue mi amado.

—¡¿Cómo explicas esto?! —replicó a la par que se alejaba totalmente aterrada.


Siguiendo la dirección de su mirada observé como el que se parecía a mi prometido se acercaba raudamente. Sentí que me agarraba fuertemente de la muñeca y posaba su otra mano en mi cuello dejándolo al descubierto. Un dolor insoportable se apoderó de mí, cuando noté como dos filosas agujas se hundían en él, al mismo tiempo que en el fondo del dormitorio se oyó un grito ahogado proveniente de Anne.
Él se alejó de mi cuello para morderse sus labios con sus propios colmillos, y de la misma forma en la que
me había jalado me obligó a besarle haciéndome beber su sangre.


miércoles, 12 de febrero de 2014

Te elijo a tí.

Y allí estaba él, parado enfrentando la realidad que menos le gustaba. Pensaba que todo aquello podría haber sido un sueño, pero no, jamas lo fue. Y hoy él sentía asco de si mismo. Un sentimiento que le volvería al pecho cada vez que su mente reviviese lo sucedido.

Cada beso dado, cada caricia atrevida que recibió debajo de sus ropas, cada palabra creída, hoy le daban asco. Pensaba en todos los momentos en los que estuvieron a punto de llegar amas, tan solo por ser incapaz de decir que no. Por todo esto y mas, hoy se asqueaba de si mismo.

Sus grandes ojos verdes contemplaban su reflejo en aquel espejo. «¿Por qué lloras?» -se preguntaba- «Si ya lo sabias, eras pura diversión para él. Mentiste y te creyó. Quisiste aparentar mas de lo que eras y así termino. Él estaba por ella, siempre fue así y vos lo sabias. Si tu mismo le preguntabas como es que estaba ella, esperando aquella respuesta que jamas llego, haciéndote el compresivo».

Dorian posó sus dos manos sobre su estomago y presiono con fuerza. Sabía muy bien que lo sucedido no habría jamas de salir de sus boca. No tendría amigos que contarles su historia ni familia capaz de escucharle. No le entenderían y tal vez hasta le juzgarían.

Dorian Gottfridt no se gustaría ya jamas, guardaría para sí un secreto repugnante y una sensación imborrable. También sabia que no habría de escuchar nunca el «Te elijo a tí» que tanto deseaba.


miércoles, 8 de enero de 2014

Rosa de ojos azules.

Tan frágil, tan cansado,
un hombre que andaba de paso
plantó su mas preciado tesoro,
la semilla de una flor como ninguna otra.
Pero esa tierra estaba tan seca
que nada de ella surgió.
Una niña, sin miedo a nada,
tomo un jarrón de barro con agua
y en medio de la nada
regó aquella pobre semilla.
La cuidó de joven y de anciana
y cuando esta murió,
de la semilla surgió una rosa
que brillo y se quemó.
Y de sus cenizas nació
un niño de ojos azules.
El niño creció con un gran amor
hacia las mujeres,
tanto, que no podía decidir
por una de ellas.
Él buscaba alguien especial
que regase su tierra
si seca llegase estar
y que la hiciera brillar.
Le encontró, una en un millón,
mas no pudo retenerla.
Ella amaba tanto su tierra
que su vida daba por esta.
La honraba, sin recibir a cambio nada
ni gracias de su gente,
ni rosas aunque sea.
Llegóse el día en que él
a su amada entregase
con gran dolor y pesar
al destino que le aguardara.
De nuevo vio ese brillo y ese ardor
aunque de él no surgiese
ningún nuevo Francia,
sino que con él muriese
parte de su alma.
Dicen que cada tarde,
él aguarda
en el banco de una plaza
entres suspiro, que el Sol caiga,
viendo ese brillo y ese ardor.
Deteniendo consigo
París en el tiempo.