domingo, 19 de febrero de 2012

Pide más...

El sabado fui a ver Excalibur, la nueva producción de Pepe Cibrian y Ángel Mahler.
Excalibur es un musical basado en la leyenda del Rey Arturo, pero como toda adaptación, el mundo de Excalibur en mirado a través de los ojos de los creadores. Al iniciar la obra nos encontramos con un Arturo joven, lleno de dudas, deseos, y obligado a casarse con la joven Guenevier, quien tampoco desea casarse.

Si bien Merlin no es el típico anciano brujo, no deja de poseer una sabiduría que enseña motiva no solo a quienes interactúan con él, sino que también a quien lo observa. Este Merlin (que me hizo recordar a Rafiki, el madril loco pero sabio de “El Rey Leon”) es un excéntrico mago que poses una locura encantadora y fascinante. Vestido de colores vivos que muestran su vivacidad. El

personaje de Merlin (interpretado por el barítono Juan Rodó) se desarrolla con un carácter estilo Puck; el alegre y colorido mago es el encargado de guiar a Arturo en la búsqueda de la Excalibur. Utilizando este objeto como meta, la obra nos enseña lo importante de no abandonar nuestros sueños, siendo fieles a nosotros mismo, yendo por más, pidiendo mas de nosotros mismos; dándole importancia a la imaginación.

También nos encontramos sucesos que nos puede remontar a escenas de Shakespeare: un mago Merlin estilo Puck, la emotiva escena de la aparición del fantasma del Rey Algac (quien posee una bella voz) que incita a su hijo a seguir adelante; el hecho de que al morir Guenevier sea depositada en un “altar” acción que me recuerda a Julieta cuando descansa “muerta” en el cementerio (con la diferencia de que Julieta no revive, Guenevier sí)

Además la obra cuenta con una imponente escenografia, desapariciones en escena, y hasta un alma y una espada que vuelan…


"Si eres capaz de imaginarlo, es porque lo puedes hacer real. Y si eres capaz de tanto, eres capaz de mas"

Excalibur.

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